miércoles, 11 de mayo de 2016

Una venganza en el Oeste.


Aprovechando la esperada "fiesta del cine", me decidí a ver un western. Tuve la suerte de tener esta película en un multicine a cinco kilómetros de mi casa. Y, entre que tenía ganas de verla y que participaba en ella mi actor preferido, no lo dudé ni un momento. 


En "La venganza de Jane" (Jane got a gun, Gavin O'Connor, 2016), Jane (Natalie Portman), una joven de Nuevo México, está casada con uno de los vaqueros más buscados del oeste. Pero, un día, su marido vuelve a casa malherido, acribillado a balazos por la banda del forajido Bishop (Ewan McGregor). Jane decide prepara una estrategia para vengar los ataques hacia su marido. Para ello, cuenta con la ayuda de un antiguo pistolero (Joel Edgerton), del que estuvo enamorada años atrás. Además del ataque hacia su marido, Jane tiene otros motivos para acabar con la vida de la banda. 

Un western dramático oscuro, pero lleno de sentimientos, donde destaca las fulgurantes actuaciones de Natalie Portman y Joel Edgerton, que están a años luz de los papeles del resto del reparto. Pese a estar más cerca del drama que del western, se trata de una película más que correctamente realizada, con giros adecuados y una ambientación excelente.


Para no ser un género de mis preferidos, he acabado emocionándome al final de la película, casi soltando incluso alguna lágrima. Le pondría un nueve sobre diez. El único "pero" que le podría poner, sería la actuación de Ewan McGregor, que no es que lo haga mal, al contrario, sino que no me acaba de entrar por el ojo haciendo de "malo de la película". De hecho, como anécdota, puedo contar que no tenía ni idea de los papeles en la película. Pensaba que iba a ser Joel Edgerton el supuesto Bishop, y me llevé una sorpresa durante el transcurso de la película. 

lunes, 9 de mayo de 2016

Inteligente y nada artificial.


En "Inteligencia Artificial" (A.I. Artificial Intelligence, Steven Spielberg, 2001), la humanidad comparte su modo de vida con unos refinados y perfectos robots denominados "mecas" (de "mecánico"). Pero quieren ir un paso más allá y deciden crear un robot que tenga sentimientos. Por ello, crean al pequeño David (interpretado por Haley Joel Osment) con los sentimientos de cualquier niño. Pero ni el pequeño ni los humanos están preparados para sobrellevar los conflictos y emociones que puedan surgir con el paso del tiempo.

Spielberg resuelve magistralmente este proyecto, iniciado por Stanley Kubrick (director de grandes filmes como "La naranja mecánica" o "2001: Una odisea en el espacio"), aportando su pequeño gran toque personal, pero conservando el aura inquietante y oscura presente en cualquier película de Kubrick. Las dos partes completamente diferentes de la película convergen en un cuento de hadas final, inspirado en el mundo de Pinocho, de la única manera en que Spielberg sabe hacernos llegar hasta lo más profundo de nuestro corazón y nuestros sentimientos. Todo ello entretejido con la maravillosa banda sonora compuesta por el inigualable John Williams, hacen de esta cinta una obra totalmente perfecta. 


Recuerdo haber visto, por primera vez, esta película el 20 de Marzo de 2012 sin poder despegar los ojos de la pantalla y preguntarme al final de la misma cómo había podido vivir tanto tiempo sin haberla visto. Emocionante y emotiva desde el minuto uno y llorando cual diluvio universal al final de la película. Es de esas películas que me han llegado hasta lo más profundo de mi persona y ha hecho que evoque los recuerdos más emotivos de mi infancia (y no tan infancia). Todo lo que diga de ella es poco y, por ello, es mi película preferida.